¿Qué es lo que pasa el día de la MADRE
con los Restaurantes?
¿Por qué parece que
enloquecieran y perdieran su norte?
por TULIO Recomienda
Los restaurantes deberían entender que esta
fecha no puede ser vista exclusivamente como "oportunidad de recuperación
económica". Ni justificándose en el complicado Abril que acaban de
sobrepasar. Debe, más bien, convertirse en un momento cúspide, en la ocasión
ideal para "fajarse" y ofrecer la más cálida, cuidada y hermosa
experiencia gastronómica. Nada menos esperan los comensales, nada menos se les
puede ofrecer. Han depositado su confianza y felicidad en sus restaurantes.
Sé que muchos dirán que para el duro negocio
restaurador es el momento ideal para tomar un profundo respiro monetario. Puede
ser cierto, pero lo triste de este pensamiento es que, con las acciones de
dicha jornada, se consigue exactamente lo contrario. Los pesos de más, se
pierden multiplicados por mil.
Históricamente, ha sido en el día de la madre,
cuando los clientes han enfrentado las peores experiencias gastronómicas. Y si
las cosas no salen bien, entendida la implicación sentimental de la fecha,
hasta las fallas más pequeñas se convierten en errores garrafales. En
conclusión, ese comensal, su familia y todos sus amigos, se perderán
irremediablemente. Después del suplicio y del trauma sufridos, no quedará más
que contarle a todo el mundo que "Ese Restaurante es un desastre",
que "jamás volveré" y que la única revancha posible será difundirlo,
postearlo, publicarlo y contarlo una y otra vez: "Se tiraron celebración
que preparé para mi mami"... Eso no se perdona y menos se olvida.
Hasta yo, y a pesar de reconocer las dificultades
internas, he dejado de ir a ciertos restaurantes que adoraba, después de uno de
estos padecimientos. Pero es que no quedan ganas y se va uno con ese mal sabor
y esa pésima imagen... Por eso insisto: "es irrecuperable". Los
restaurantes son negocios peligrosos, porque están cargados de gran
sensibilidad: "Si defraudo a mi cliente y le daño el momento... adiós
enamoramiento". Y del amor al odio...
¿Qué es lo que pasa?
¿Por qué justo ese día pareciera que, hasta los
grandes restauradores, desecharan su pericia y su filosofía?
Algunos restaurantes, y por el justificado afán
de aprovechar, duplican el número de mesas y puestos, poniendo en un serio
aprieto a sus proveedores, cocineros, cocinas y meseros. Amplían
irresponsablemente su capacidad hasta en un 100%, pretendiendo que su equipo logre
lo imposible. Otros, por el contrario, tienen la brillante idea de contratar a
todo el que no tenga trabajo ese día, "haya mesereado o no", para que
apoye la labor. Es decir, le entregan a cualquier inexperto, aunque tenga las
mejores intenciones, el prestigio de su restaurante... Porque ser mesero es un
arte que demanda preparación y experiencia. Los angustiados principiantes
logran lo contrario: Demoras, órdenes incorrectas, olvidos, malos tratos, mal
servicio, etc. Y el comensal juzgará a todo el restaurante y a su personal, por
el desempeño de ese pobre que nada tiene que ver con el asunto y que mañana no
estará ahí.
¿Qué se debe hacer?
Conservar la calma y la cordura. Construir un
buen nombre en el mundo restaurador es complicado y demanda tiempo, dinero y
paciencia. Es triste tirar todo por la ventana por unos pesos, esos mismos que
luego va a tocar reinvertir en publicidades, ofertas y activaciones para
compensar los clientes que ya no volverán. Yo diría: No aumentar ni una mesa.
"Lo que tengo es lo que puedo y sé manejar y por ende, es lo que voy a
ofrecer". Sé que es difícil atenerse a esto. Pero hay que pensar en el
futuro. Que ese solo día no se convierta en desgracia para el restaurante y los
comensales. Ser conscientes que si escogieron sentarse a sus mesas para
homenajear a su amada madre, es porque los adoran y confían en ustedes. No los
defrauden, no vale la pena. Su felicidad y agradecimiento por una buena
experiencia, será la mejor publicidad y el más valioso capital.